miércoles, 25 de febrero de 2009

ACTIVADO CON EXITO EL ACELERADOR DE PARTICULAS EUROPEO.


GINEBRA, 10 (OTR/PRESS)
Tal y como estaba previsto y sin contratiempos más o menos apocalípticos, el gigantesco acelerador de partículas europeo, conocido técnicamente como Gran Colisionador de Hadrones (LHC), fue activado este miércoles en Ginebra (Suiza) con el disparo de un haz de partículas que logró de forma efectiva completar en un sentido los 27 kilómetros de circunferencia de túnel que permitirá recrear las condiciones que dieron lugar al 'big bang'. Este hito culmina veinte años de trabajo y una inversión de 8.000 millones de dólares que, según los responsables del proyecto, abren una nueva etapa para la ciencia que permitirá descifrar los secretos del Universo.
Eran las 09.28 hora española cuando se puso en marcha el más poderoso acelerador de partículas del mundo, mediante el diapro de un primer haz de partículas que logró completar sin incidencias un vertiginoso viaje alrededor de los 27 kilómetros en circunferencia de que consta el LHC. "Hay está", dijo el principal responsable del proyecto, Lyn Evans, cuando el haz completó su vuelta, tras lo que añadió "Hemos tenido un muy buen comienzo. Podemos ahora mirar adelante, hacia una nueva era para el entendimiento del origen y la evolución del Universo", según un comunicado difundido por el CERN y recogido por otr/press. El hito fue saludado con aplausos y jubilo entre los científicos del CERN y otros muchos grupsod e físicos en todo el mundo que esperan encontrar en este nuevo laboratorio el escenario para conseguir un nuevo horizonte para la investigación.
"Cuando Colón viajó al oeste, el pensó que iba a encontrar algo. No encontró lo que pensaba que iba a encontrar, pero sí dió con algo interesante", señaló en declaraciones a la CNN recogidas por otr/press Joseph Lykken, físico del Acelerador de Partículas Fermi, en Estados Unidos.
En los próximso meses, el acelerador será afinado de forma que puedan lanzarse en sentidos opuestos y a velocidades nunca alcanzadas hasta ahora haces de partículas que cohcaran entre sí, permitiendo corroborar o desmentir teorías de la física de partículas que hasta ahora sólo están enunciados en los libros.
El nuevo LHC funcionará a pleno rendimiento el próximo año y generará potencialmente datos suficientes comp para propiciar los primeros descubrimientos. En especial se aguarad la confirmación de teorías en las que los físicos han estado trabajando durante década, incluyendo la posibilidad de que existan nuevas dimensiones para la materia. También esperan encontrar una partícula teorizada denominada el 'boson de Higgs' --también conocida como 'partícula de Dios'-- y que ayudaría a explicar por qué la materia tiene masa.
EL ACELERADOR MÁS POTENTE DEL MUNDO
El Gran Colisionador de Hadrones, considerado por los investigadores como el acelerador más potente del mundo (la energía almacenada podría fundir hasta 50 toneladas de cobre), está instalado en un túnel de 27 kilómetros de circunferencia, a una profundidad que oscila entre los 50 y los 150 metros entre la cordillera del Jura, en Francia, y el Lago Ginebra, en Suiza.
El aparato provocará colisiones frontales entre dos haces de partículas del mismo tipo, o bien protones, o bien iones de plomo. Los haces se crearán en una cadena de aceleradores que ya existen en el CERN, y después se inyectarán en el 'LHC', donde se moverán en un vacío comparable al del espacio sideral. En ese momento, los imanes superconductores, que funcionan a temperaturas bajísimas, guiarán los haces alrededor del anillo.
Cuando los haces se crucen se producirán alrededor de 20 colisiones, aunque como los haces se cruzan unas 30 millones de veces por segundo, el 'LHC' generará hasta 600 millones de colisiones por segundo. La colisiones se registrarán en cuatro inmensos detectores, con los que los físicos quieren investigar nuevos fenómenos relacionados con la materia, la energía, el espacio y el tiempo.

CUANDO LOS MERCENARIOS SE TOMARON IRAK



Estas imagenes fueron prohibidas en la televicion Norte Americana
En esta clase se concientiza a los mandos para el cumplimiento de las ordenes que se imparten.

Judy Clarke: Los mercenarios toman IRAK
"Fue un tiro al azar", dice Gary Jackson, en una más que simbólica metáfora sobre su decisión de crear en 1998 la empresa Black-water. Entonces, el negocio de la guerra no era una apuesta segura, pero los fundadores de esta compañía con sede en Moyock, Carolina del Norte, ya vislumbraban por dónde 'iban Ios tiros'. Durante la guerra del Golfo, el Pentágono había comenzado a sustituir tropas por contratas privadas y encargaba a empresas civiles el apoyo logístico de los soldados en el frente. Jackson y sus socios vieron el negocio: muchas de las labores que tradicionalmente desempeñaban las tropas uniformadas se privatizarían en los siguientes años. Así que ellos se ofrecían como empresa para el abastecimiento y entrenamiento de militares y para la protección de edificios del Gobierno en todo el mundo. El negocio iba a ritmo lento, pero seguro, hasta el 11 de septiembre de 2001, cuando se disparó en dirección contraria a las Torres Gemelas. Mientras los edificios caían, empresas como Blackwater, DynCorp, Kroll, Halliburton... alcanzaban cifras astronómicas en su cuenta de resultados al convertirse en las proveedoras de material, conocimiento y, lo más sorprendente, soldados 'civiles'.
En la actualidad, en Irak trabajan cerca de 20.000 de estos soldados de más de 20 nacionalidades, lo que significa que hay un mercenario por cada nueve soldados. En la primera guerra del Golfo, en 1991, esta proporción alcanzó un máximo de uno a cien. En conjunto, constituyen el segundo contingente más importante de todos los que la coalición encabezada por Estados Unidos tiene destacados en Irak; su número de efectivos sólo es superado por los norteamericanos y está muy por encima de la cifra de británicos.
La Convención de Ginebra prohíbe expresamente el empleo de mercenarios, soldados de fortuna que luchan a título personal por dinero, de modo que las compañías privadas que ofrecen este tipo de servicios tienen mucho cuidado de no utilizar el término. Ellos trabajan para el Gobierno norteamericano y se autodefinen como "expertos en soluciones" que trabajan en "seguridad".
Estos soldados privados que operan en Irak están empleados por una veintena de empresas militares norteamericanas, las llamadas Private Military Contractors (PMC en sus siglas inglesas; Contratistas Militares Privados), que consiguen sus contratos directamente del Pentágono. En el caso de Irak, los mercenarios pueden llegar a cobrar hasta 350.000 dólares al año en función de la peligrosidad del trabajo. Sin embargo, esta elevada remuneración va asociada a unos riesgos considerables.
Cada vez es más frecuente que los empleados de las PMC sean secuestrados o asesinados. Una cuarentena fueron secuestrados en dos semanas en Irak. El caso más conocido es el de los cuatro italianos que habían sido contratados por la compañía norteamericana DTS LLC Security, uno de los cuales, Fabrizio Quatrocchi, fue ejecutado por las autodenominadas Brigadas Verdes de Mahoma el 14 de abril. Poco antes, a finales de marzo, una multitud enfurecida arrastró los cuerpos mutilados de cuatro norteamericanos por las calles de Faluya y acabó colgándolos de un puente. Los fallecidos habían sido contratados por la empresa militar Blackwater. Otra compañía del sector, Halliburton, declaró a mediados de abril que 30 de sus empleados civiles habían muerto en Irak. La mayoría de ellos, como el conductor Thomas Hamill, trabaja para una filial, Kellogg Brown & Root (KBR), la mayor empresa militar de Estados Unidos. Junto con Hamill, desaparecieron otros siete empleados civiles de KBR.
La otra gran firma americana especializada en contratos de alto riesgo para el Pentágono y el Departamento de Estado es DynCorp International, que un mes después de que las tropas de Estados Unidos ocuparan Bagdad ya había firmado un contrato de 50 millones de dólares para encargarse de la formación de la Policía iraquí. Para ello, DynCorp contrató a unos 1.000 policías americanos que se trasladaron a Irak. La paga era buena: 155.000 dólares al año, la mayoría de ellos libres de impuestos, y los gastos totalmente cubiertos. Pero no son los que más cobran: un consultor de seguridad con experiencia puede hacer 250.000 dólares al año. Blackwater tiene 400 empleados en Irak que cobran una media de 1.200 euros al día. El problema, por lo tanto, no es encontrar a gente, sino dar con la persona adecuada.
"Poder llevar un arma automática en un país del Tercer Mundo sin una autoridad que te controle es un imán para los buscadores compulsivos del peligro", co­menta el periodista de Esquire Tucker Carlson, quien pudo convivir con los empleados de DynCorp en Irak. Aunque asegura que compañías como ésa filtran mucho a su personal, sobre todo para evitar problemas y la mala publicidad que conllevan, admite que con la cantidad de millones de dólares destinados por el Gobierno americano a las compañías de reconstrucción, el filtro en los ultimos meses no ha sido muy efectivo. Carlson relata varios incidentes, algunos protagonizados por los kurdos que subcontrata DynCorp para ayudarlos en los controles y otros, por presuntos ex soldados con más alcohol que principios, como un tal Richard, empleado de una empresa de seguridad que se atribuye haber sido miembro del cuerpo de élite del Ejército británico. Días después, el tipo mata al hombre al que debía proteger, presuntamente por un accidente en su arma automática. No había servido nunca en el SAS. "Hay civiles cargando armas en Irak que no deberían llevarlas", concluye Carlson.
Sin embargo, cada día serán más los que las lleven si sigue adelante la estrategia de la Administración Bush para privatizar el Ejército. La estrategia no es nueva. En 1992, Richard Cheney, por entonces secretario de Defensa de la Administración de George Bush padre, encargó a la empresa Brown & Root un proyecto de privatización. Todas las tareas militares, hasta el mismo núcleo de una unidad combatiente, debían organizarse de acuerdo con principios económicos. Entre 1994 y 2001, el Ministerio de Defensa de Estados Unidos firmó más de 3.000 contratos por valor de más de 300.000 millones de dólares con 12 empresas militares privadas. Las más favorecidas fueron las empresas Booz Allen Hamilton y KBR, filial de Halliburton, la empresa la dirigió durante cinco años Richard Cheney, ahora vicepresidente.
Según las investigaciones de los analistas financieros Equitable Services, las cien mayores empresas del sector han tenido una facturación de más de 100.000 millones de dólares. Para el año 2010 podrían ser más de 200.000 millones. "El mercado de las empresas de servicios militares crecerá a largo plazo más de un ocho por ciento anual", afirma Peter Singer, especialista en asuntos militares de la Brookings Institution de Washington. "Los norteamericanos no podrán Ilevar a cabo futuras guerras sin contar con las empresas de servicios militares". De los cerca de 4.000 millones de dólares mensuales que cuesta la guerra y ocupación de Irak, cerca del 30 por ciento acaba en las arcas de las empresas privadas.
Pero, además, al amenazante poder económico de estas compañías se une el vacío legal para controlar su gestión. "No están sometidos a ninguna legislación específica, si acaso sólo a las leyes de la economía de mercado, de la oferta y la demanda", afirma Singer.
La ambigüedad es tal, que incluso pone nerviosos a los contratistas privados, especialmente a los de formación militar, como Kelly McCann, un ex marine que ahora lidera uno de los grupos de DynCorp en Irak. "Si no hay parámetros, ¿cómo sé si he hecho algo mal? Esto es como el Salvaje Oeste, pero nadie es el she-riff ". El actor Sean Penn pudo dar fe de ello cuando viajó a Bagdad el año pasado en un intento de denunciar la previsible intervención militar de su país en Irak. Cuando bajaba del taxi, unos soldados civiles lo vieron y lo reconocieron. Evidentemente, no era santo de su devoción. Así que con la excusa de registrar su equipo, le tuvieron 45 minutos bajo la lluvia. "No había nada que Penn pudiese hacer -cuentan los testigos-. Ellos tenían armas y él, no. Mala suerte".
Mucho más grave es lo sucedido en Bosnia, donde dos empleados de DynCorp estuvieron implicados en un escándalo sexual. Según documentos judiciales, los empleados compraban y vendían chicas bosnias, algunas de 13 años, como esclavas sexuales. Los hombres no llegaron a ser procesados porque no había legislación. DynCorp los envió a casa y despidió a los dos empleados que habían dado la voz de alarma. En la actualidad, la empresa tiene un contrato por valor de 250 millones de dólares en Irak. Es también una de las compañías que contribuye con donaciones más generosas a las campañas electorales.
Hace ya tiempo que el lobby del sector de defensa ejerce toda su influencia en Washington. La industria del armamento destina cada año más de 30 millones de dólares a la financiación de campañas. Además, la dependencia estratégica cada vez es mayor. El 28 por ciento de los sistemas de armamento de Estados Unidos depende ya de estas empresas y Bush quiere que alcance el 50 por ciento. El Gobierno acabará siendo su 'rehén'. Y no parece que vayan a aceptar órdenes. Dave Smith, un ex soldado británico que trabaja para una empresa de seguridad, lo explica a su manera: "La diferencia entre un contratado civil y un soldado es que a mí me pagan cinco veces más y yo puedo enviarte a la mierda si no quiero hacer lo que me pides".

lunes, 23 de febrero de 2009

ESTO INCREMENTO LA CRISIS MUNDIAL DE LA ACTUALIDAD ?

¿Adónde fue a parar todo el dinero de Irak?
Por Martín Khor
El publicitado escándalo del programa “petróleo por alimentos” de la ONU en Irak puede parecer pequeño en comparación con el caos financiero reinante en ese país bajo la autoridad directa de Estados Unidos y el posterior gobierno interino. No se sabe el destino de miles de millones de dólares y se han descubierto contratos sospechosos, lo que ayuda a explicar la falta de obras de reconstrucción.
Cuando se habla de corrupción en Irak, la mayoría de la gente la relaciona con el escándalo del programa “petróleo por alimentos” en que está involucrada la Organización de las Naciones Unidas (ONU).Ese sistema supervisado por la ONU, que permitía a Irak vender cantidades limitadas de petróleo para adquirir alimentos y otros bienes humanitarios, se transformó en objeto de investigaciones debido a acusaciones de mal manejo de fondos, incluso por personal del foro mundial.Una comisión investigadora determinó que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, no tuvo responsabilidad en relación con un contrato concedido a una empresa vinculada con su hijo. Sin embargo, Annan aceptó su responsabilidad por la falta de supervisión adecuada del programa, y solicitó la renuncia a funcionarios de alto nivel hallados culpables de delitos.El episodio dejó a la ONU, y en especial a Annan, en una posición débil, particularmente ante el gobierno de Estados Unidos, decidido a reformar a la organización mundial a su propio modo.Recientes informes muestran, sin embargo, que hubo casos mucho más graves de mal manejo de fondos en Irak bajo la administración estadounidense y el gobierno interino iraquí que lo sucedió.Esos informes cuentan una historia de caos financiero y corrupción increíbles, y contribuyen a explicar por qué la infraestructura de Irak, destruida durante la guerra, sigue en ruinas.Un artículo de Ed Harriman publicado en el diario británico The Guardian el 7 de julio demostró que, al “final” de la guerra de Irak, la Autoridad Provisional de la Coalición (APC), encabezada por el administrador civil estadounidense Paul Bremer, recibió enormes sumas de dinero.Para cuando Bremer dejó el cargo y el país, en junio de 2004, habían desaparecido 8.800 millones de dólares, según el artículo.Cuando Bremer llegó a Irak poco después del fin oficial de la guerra, quedaban en Irak 6.000 millones de dólares del programa petróleo por alimentos y activos congelados, y al menos 10.000 millones de dólares de las reanudadas exportaciones de petróleo. Estos fondos fueron transferidos a la APC, para que lo invirtiera “en beneficio del pueblo iraquí”.El Congreso estadounidense también aprobó un desembolso de 18.400 millones de dólares para reconstruir Irak. Cuando Bremer regresó a Estados Unidos, la APC había gastado hasta 20.000 millones de dólares del dinero iraquí, y sólo 300 millones de los fondos estadounidenses.Varios informes de auditores que trabajan para agencias internacionales y el gobierno de Estados Unidos demostraron graves irregularidades financieras.La APC mantuvo un fondo de 600 millones de dólares en efectivo sin que constara en ningún documento, y 200 millones de esa cantidad estaban en una oficina. El soldado estadounidense a cargo de la custodia dejaba la llave de la oficina en su mochila, que quedaba sobre su escritorio cuando iba a almorzar.Hasta ahora, los auditores remitieron a la justicia penal más de 100 contratos por miles de millones de dólares pagados a personal y empresas estadounidenses. También determinaron que no se sabe el destino de 8.800 millones de dólares.Los informes de los auditores concluyeron que la APC no llevaba la contabilidad del efectivo en sus bóvedas, otorgaba contratos por miles de millones de dólares a firmas estadounidenses sin licitación previa, y no tenía idea del destino del dinero procedente del fondo de desarrollo invertido por los ministerios iraquíes interinos.El director de un hospital iraquí declaró al propio Harriman que, cuando iba a firmar un contrato, un alto militar estadounidense representante de la APC tachó el precio original y lo duplicó. Cuando el director del hospital protestó, el oficial estadounidense le explicó que el incremento (más de un millón de dólares) era su compensación por retiro.Cuando miembros del Consejo del Gobierno Iraquí preguntaron a Bremer por qué la reparación de una fábrica de cemento costaría 60 millones de dólares en lugar de los 20 millones acordados, el administrador civil les habría respondido que debían estar agradecidos a la coalición invasora por haberlos salvado de Saddam Hussein.La propia oficina del inspector general de la APC, subordinada al Congreso estadounidense, descubrió que las autoridades no se aseguraban de respaldar sus transacciones con la documentación necesaria, que se pagara un precio justo por los servicios ni que los contratistas recibieran el precio acordado en los contratos.En las semanas previas a la partida de Bremer de Irak, la APC otorgó nuevos contratos por más de 3.000 millones de dólares. El inspector general de la APC revisó 225 de esos contratos, por un valor de 327 millones de dólares, y halló que se habían realizado pagos subdeclarados por 108 millones, y que había obligaciones impagas sobre declaradas por 119 millones.Otras auditorias determinaron que millones de dólares en efectivo desaparecieron del Banco Central iraquí, que no había noticias de entre 11 y 26 millones de dólares procedentes de propiedades iraquíes confiscadas por la APC, y que se habían pagado millones de dólares a contratistas por “trabajo fantasma”. En un avión con destino a Líbano, se encontró dinero iraquí equivalente a 6,5 millones de libras, enviado por el ministro del Interior de Irak, designado por Estados Unidos.Una nueva auditoria descubrió que no se había dado debida cuenta de 8.800 millones de dólares, todo el gasto del gobierno interino iraquí de octubre de 2003 a junio de 2004. Un ministerio otorgó 430 millones de dólares en contratos sin que los asesores de la APC vieran documentación alguna.Otro informe reveló que agentes estadounidenses en Irak no pudieron explicar el destino de 96 millones de dólares. La declaración financiera de uno de los agentes fue sobrevaluada en 2,8 millones. Otro agente recibió 23 millones de dólares sin la correspondiente documentación, y un tercero sólo presentó comprobantes de 6,3 millones de dólares pagados a contratistas, de los 23 millones que se le habían entregado.Entonces, ¿adónde fue a parar todo el dinero?, preguntó Harriman. “Las escuelas, los hospitales y las redes de agua y electricidad, que debían beneficiarse de esos fondos, están en ruinas. La conclusión inevitable es que muchos de los agentes pagadores estadounidenses se apoderaron de grandes cantidades de efectivo para sí mismos, mediante dulces acuerdos con sus contactos iraquíes”, afirmó.Un informe publicado el 19 de septiembre en el diario londinense The Independent reveló que los escándalos financieros continuaron tras la disolución de la APC. El ministro de Finanzas de Irak, Alí Allawi, declaró al periódico que 1.000 millones de dólares habían sido saqueados del Ministerio de Defensa.Supuestamente, el dinero se gastó en compra de armas a Polonia y Pakistán. Pero Allawi observó que los contratos se otorgaron sin licitación previa, que se firmaron con una empresa con sede en Bagdad y no con los proveedores extranjeros, y que el dinero se pagó por adelantado.Además, los equipos militares obtenidos estaban en malas condiciones. Ametralladoras adquiridas por 3.500 dólares cada una consistían en realidad en malas copias que valían apenas 200 dólares, y se pagó 16 centavos por balas que valían entre cuatro y seis centavos.Una auditoria realizada en el Ministerio de Defensa probó que 500 millones de dólares desaparecieron, pero el monto podría ascender al doble de esa cifra, según el Ministerio de Finanzas. El dinero desaparecido de todos los ministerios designados por Estados Unidos en 2004 se aproximaría a los 2.000 millones de dólares.Según Allawi, entre 500 y 600 millones de dólares desaparecieron de los ministerios de Energía Eléctrica, Transporte, Interior y otros. “Esto ayuda a explicar por qué el suministro eléctrico de Bagdad ha sido tan malo desde la caída de Saddam Hussein, hace 29 meses, aunque las autoridades estadounidenses y posteriores gobiernos iraquíes afirman que están haciendo todo lo posible para mejorar la generación de energía”, comentó The Independent en el artículo mencionado. – Third World Network Features 2872/05