LA CIUDAD ROMANA
Es quizás el lugar más espectacular de la Barcelona antigua. Detrás de la estatua ecuestre de bronce de Ramón Berenguer lll , obra del escultor Josep Llimona , sobre un jardín rodeado de cipreses que forma la base al fondo de la cual se levanta la accidentada fachada fortificada del Palacio Real.
En la parte baja se puede ver un importante sector de la muralla romana cuidadosamente restaurada, con siete torres cuadradas y los correspondientes fragmentos del muro entre ellas. Las partes que se conservan de las murallas, hasta una altura de nueve metros, están hechas con grades piedras en forma rectangular. Además, tres de estas torres tiene dos pisos de ventanas con arcos semicirculares.
A los pies de estas viejas paredes se alinean algunos “Cupa” romanos (bloques de piedra o mármol con inscripciones en los zócalos).
En el siglo X111, las tres torres que formaban el fondo de la plaza, fueron unidas con el fin de edificar sobre ellas la Capilla del Palacio Real, que ge terminada el año 1311. La torre de la izquierda fue levantada hasta unos cuarenta metros de altura y transformada en campanario. Hacia la mitad del siglo XlV fue construido un nuevo pórtico, sujeto sobre unos pilares adelantados hacia el exterior para aguantar la capilla de la las Reinas, que esta iluminada por un pequeño rosetón central. A la derecha hay una fachada, con ventanas divididas generalmente en dos mitades por una pequeña columna (en catalán, Coronelles), de la parte reconstruida del antiguo palacio de Santa Eulalia. Más lejos, nos encontramos con el espacio del Jardín del Palacio.
En la parte izquierda, correspondiendo a la continuación de la calle de la Tapinería (nombre que viene “dels Tapins”
Sobre estas murallas se ve reconstruida, la casa Padellas, obra del siglo XlV, trasladada a este lugar desde la calle Mercaders.
